Medio Ambiente
El
Medio
Ambiente es todo aquello que nos rodea y que debemos cuidar para
mantener limpia nuestra ciudad, colegio, hogar, etc., en fin todo en donde
podamos estar, por esto hemos realizado la siguiente investigación
acerca del Medio Ambiente
El
5 de junio se celebra en el mundo el Día del Medio Ambiente, una fecha para
pensar en cómo están los recursos naturales, Guatemala tiene malas noticias, la
situación es crítica y para los expertos no parece haber voluntad para
cambiar.
El medio ambiente es un
conjunto de elementos abióticos (energía solar, suelo,
agua
y aire)
y bióticos (organismos vivos) que integran la delgada capa de la Tierra
llamada biosfera,
sustento y hogar de los seres vivos.
Constituyentes del medio ambiente.
La atmósfera, que protege
a la Tierra
del exceso de radiación
ultravioleta y permite la existencia de vida es una mezcla gaseosa de
nitrógeno, oxígeno,
hidrógeno,
dióxido de carbono,
vapor de agua, otros elementos y compuestos, y partículas de polvo. Calentada
por el Sol
y la energía radiante de la Tierra, la atmósfera circula en torno
al planeta y modifica las diferencias térmicas. Por lo que se refiere al agua,
un 97% se encuentra en los océanos, un 2% es hielo y el 1% restante es el agua
dulce de los ríos, los lagos, las aguas subterráneas y la humedad atmosférica y
del suelo. El suelo es el delgado manto de materia
que sustenta la vida terrestre. Es producto
de la interacción
del clima
y del sustrato rocoso o roca madre, como las morrenas glaciares y las rocas
sedimentarias, y de la vegetación.
De todos ellos dependen los organismos vivos, incluyendo los seres humanos. Las
plantas
se sirven del agua, del dióxido de carbono y de la luz
solar para convertir materias primas en carbohidratos
por medio de la fotosíntesis;
la vida animal, a su vez, depende de las plantas en una secuencia de vínculos
interconectados conocida como red trófica.
Durante su larga historia, la Tierra ha
cambiado lentamente. La deriva continental (resultado de la tectónica de
placas) separó las masas continentales, los océanos invadieron tierra firme y
se retiraron de ella, y se alzaron y erosionaron montañas, depositando
sedimentos a lo largo de las costas (véase Geología).
Los climas se caldearon y enfriaron, y aparecieron y desaparecieron formas de
vida al cambiar el medio ambiente. El más reciente de los acontecimientos
medioambientales importantes en la historia de la Tierra se produjo en el
cuaternario, durante el pleistoceno (entre 1,64 millones y 10.000 años atrás),
llamado también periodo glacial. El clima subtropical desapareció y cambió la
faz del hemisferio norte. Grandes capas de hielo avanzaron y se retiraron
cuatro veces en América
del Norte y tres en Europa,
haciendo oscilar el clima de frío a templado, influyendo en la vida vegetal y
animal y, en última instancia, dando lugar al clima que hoy conocemos. Nuestra
era recibe, indistintamente, los nombres de reciente, postglacial y holoceno.
Durante este tiempo
el medio ambiente del planeta ha permanecido más o menos estable.
La especie Homo sapiens,
es decir, el ser humano, apareció tardíamente en la historia de la Tierra, pero
ha sido capaz de modificar el medio ambiente con sus actividades. Aunque, al
parecer, los humanos hicieron su aparición en África,
no tardaron en dispersarse por todo el mundo. Gracias a sus peculiares
capacidades mentales y físicas, lograron escapar a las constricciones
medioambientales que limitaban a otras especies y alterar el medio ambiente
para adaptarlo a sus necesidades.
Aunque los primeros humanos
sin duda vivieron más o menos en armonía con el medio ambiente, como los demás animales,
su alejamiento de la vida salvaje comenzó en la prehistoria,
con la primera revolución
agrícola. La capacidad de controlar y usar el fuego les permitió modificar o
eliminar la vegetación natural, y la domesticación y pastoreo de animales
herbívoros llevó al sobrepastoreo y a la erosión
del suelo. El cultivo de plantas originó también la destrucción de la
vegetación natural para hacer hueco a las cosechas y la demanda
de leña condujo a la denudación de montañas y al agotamiento de bosques
enteros. Los animales salvajes se cazaban por su carne y eran destruidos en
caso de ser considerados plagas o depredadores.
Mientras las poblaciones humanas
siguieron siendo pequeñas y su tecnología
modesta, su impacto sobre el medio ambiente fue solamente local. No obstante,
al ir creciendo la población
y mejorando y aumentando la tecnología, aparecieron problemas más
significativos y generalizados. El rápido avance tecnológico producido tras la edad media
culminó en la Revolución Industrial, que trajo consigo el descubrimiento, uso y
explotación de los combustibles fósiles, así como la explotación intensiva de
los recursos
minerales
de la Tierra. Fue con la Revolución Industrial cuando los seres humanos
empezaron realmente a cambiar la faz del planeta, la naturaleza
de su atmósfera y la calidad
de su agua. Hoy, la demanda sin precedentes a la que el rápido crecimiento de
la población humana y el desarrollo
tecnológico someten al medio ambiente está produciendo un declive cada vez más
acelerado en la calidad de éste y en su capacidad para sustentar la vida.
Uno de los impactos que
el uso de combustibles fósiles ha producido sobre el medio ambiente terrestre
ha sido el aumento de la concentración de dióxido de carbono (CO2) en la
atmósfera. La cantidad de CO2 atmosférico había permanecido estable,
aparentemente durante siglos, pero desde 1750 se ha incrementado en un 30%
aproximadamente. Lo significativo de este cambio
es que puede provocar un aumento de la temperatura
de la Tierra a través del proceso
conocido como efecto invernadero. El dióxido de carbono atmosférico tiende a
impedir que la radiación de onda larga escape al espacio exterior; dado que se
produce más calor
y puede escapar menos, la temperatura global de la Tierra aumenta.
Un calentamiento global
significativo de la atmósfera tendría graves efectos sobre el medio ambiente. Aceleraría
la fusión
de los casquetes polares, haría subir el nivel de los mares, cambiaría el clima
regional y globalmente, alteraría la vegetación natural y afectaría a las
cosechas. Estos cambios, a su vez, tendrían un enorme impacto sobre la
civilización humana. En el siglo XX la temperatura media del planeta aumentó
0,6 ºC y los científicos prevén que la temperatura media de la Tierra
subirá entre 1,4 y 5,8 ºC entre 1990 y 2100.
Acidificación
Asociada también al uso de
combustibles fósiles, la acidificación se debe a la emisión de dióxido de
azufre y óxidos de nitrógeno por las centrales térmicas y por los escapes de
los vehículos a motor.
Estos productos
interactúan con la luz del Sol, la humedad y los oxidantes produciendo ácido
sulfúrico y nítrico, que son transportados por la circulación atmosférica y
caen a tierra, arrastrados por la lluvia y la nieve en la llamada lluvia ácida,
o en forma de depósitos secos, partículas y gases
atmosféricos.
La lluvia ácida es un
importante problema global. La acidez de algunas precipitaciones en el norte de
Estados
Unidos y Europa es equivalente a la del vinagre. La lluvia ácida
corroe los metales,
desgasta los edificios y monumentos de piedra, daña y mata la vegetación y
acidifica lagos, corrientes de agua y suelos,
sobre todo en ciertas zonas del noreste de Estados Unidos y el norte de Europa.
En estas regiones, la acidificación lacustre ha hecho morir a poblaciones de peces.
Hoy también es un problema en el sureste de Estados Unidos y en la zona central
del norte de África. La lluvia ácida puede retardar también el crecimiento de
los bosques; se asocia al declive de éstos a grandes altitudes tanto en Estados
Unidos como en Europa.
Destrucción del ozono
En las décadas de 1970
y 1980, los científicos empezaron a descubrir que la actividad humana estaba
teniendo un impacto negativo sobre la capa de ozono,
una región de la atmósfera que protege al planeta de los dañinos rayos
ultravioleta. Si no existiera esa capa gaseosa, que se encuentra a unos
40 km de altitud sobre el nivel del mar, la vida sería imposible sobre
nuestro planeta. Los estudios mostraron que la capa de ozono estaba siendo
afectada por el uso creciente de cloro fluoro carbonos (CFC, compuestos de
flúor), que se emplean en refrigeración,
aire acondicionado, disolventes de limpieza, materiales
de empaquetado y aerosoles. El cloro, un producto químico secundario de los CFC
ataca al ozono, que está formado por tres átomos de oxígeno, arrebatándole uno
de ellos para formar monóxido de cloro. Éste reacciona a continuación con
átomos de oxígeno para formar moléculas de oxígeno, liberando moléculas de
cloro que descomponen más moléculas de ozono.
Al principio se creía que
la capa de ozono se estaba reduciendo de forma homogénea en todo el planeta. No
obstante, posteriores investigaciones
revelaron, en 1985, la existencia de un gran agujero centrado sobre la Antártida;
un 50% o más del ozono situado sobre esta área desaparecía estacionalmente. En
el año 2001 el agujero alcanzó una superficie de 26 millones de kilómetros
cuadrados, un tamaño similar al detectado en los tres últimos años. El
adelgazamiento de la capa de ozono expone a la vida terrestre a un exceso de
radiación ultravioleta, que puede producir cáncer de piel
y cataratas, reducir la respuesta del sistema
inmunitario, interferir en el proceso de fotosíntesis
de las plantas y afectar al crecimiento del fitoplancton oceánico. Debido a la
creciente amenaza que representan estos peligrosos efectos sobre el medio
ambiente, muchos países intentan aunar esfuerzos para reducir las emisiones de
gases de efecto invernadero. No obstante, los CFC pueden permanecer en la
atmósfera durante más de 100 años, por lo que la destrucción del ozono
continuará durante décadas.
Hidrocarburos
clorados
El uso extensivo de pesticidas
sintéticos derivados de los hidrocarburos clorados en el control de
plagas ha tenido efectos colaterales desastrosos para el medio
ambiente. Estos pesticidas organoclorados son muy persistentes y resistentes a
la degradación biológica. Muy poco solubles en agua, se adhieren a los tejidos
de las plantas y se acumulan en los suelos, el sustrato del fondo de las
corrientes de agua y los estanques, y la atmósfera. Una vez volatilizados, los
pesticidas se distribuyen por todo el mundo, contaminando áreas silvestres a
gran distancia de las regiones agrícolas, e incluso en las zonas ártica y antártica.
Aunque estos productos químicos
sintéticos no existen en la naturaleza, penetran en la cadena alimentaria. Los
pesticidas son ingeridos por los herbívoros o penetran directamente a través de
la piel de organismos acuáticos como los peces y diversos invertebrados. El
pesticida se concentra aún más al pasar de los herbívoros a los carnívoros.
Alcanza elevadas concentraciones en los tejidos de los animales que ocupan los
eslabones más altos de la cadena alimentaria, como el halcón peregrino, el águila
y el quebrantahuesos. Los hidrocarburos clorados interfieren en el metabolismo
del calcio de las aves,
produciendo un adelgazamiento de las cáscaras de los huevos y el consiguiente
fracaso reproductivo. Como resultado de ello, algunas grandes aves depredadoras
y piscívoras se encuentran al borde de la extinción. Debido al peligro que los
pesticidas representan para la fauna
silvestre y para los seres humanos, y debido también a que los insectos han
desarrollado resistencia
a ellos, el uso de hidrocarburos halogenados como el DDT está disminuyendo con
rapidez en todo el mundo occidental, aunque siguen usándose en grandes
cantidades en los países en vías de desarrollo. A comienzos de la década de 1980,
el EDB o dibromoetano, un pesticida halogenado, despertó también gran alarma
por su naturaleza en potencia
carcinógena, y fue finalmente prohibido.
Existe otro grupo de compuestos
íntimamente vinculado al DDT: los bifenilos policlorados (PCB). Se han
utilizado durante años en la producción
industrial, y han acabado penetrando en el medio ambiente. Su impacto sobre los
seres humanos y la vida silvestre ha sido similar al de los pesticidas. Debido
a su extremada toxicidad, el uso de PCB ha quedado restringido a los aislantes
de los transformadores
y condensadores
eléctricos.
El TCDD es el más tóxico
de otro grupo relacionado de compuestos altamente tóxicos, las dioxinas o
dibenzo-para-dioxinas. El grado de toxicidad para los seres humanos de
estos compuestos carcinógenos no ha sido aún comprobado. El TCDD puede encontrarse
en forma de impureza en conservantes para la madera
y el papel y en herbicidas. El agente naranja, un defoliante muy utilizado,
contiene trazas de dioxina.
Otras sustancias tóxicas
Las sustancias tóxicas son
productos químicos cuya fabricación, procesado, distribución,
uso y eliminación representan un riesgo
inasumible para la salud
humana y el medio ambiente. La mayoría de estas sustancias tóxicas son
productos químicos sintéticos que penetran en el medio ambiente y persisten en
él durante largos periodos de tiempo. En los vertederos de productos químicos
se producen concentraciones significativas de sustancias tóxicas. Si éstas se
filtran al suelo o al agua, pueden contaminar el suministro de agua, el aire,
las cosechas y los animales domésticos, y han sido asociadas a defectos
congénitos humanos, abortos y enfermedades orgánicas. A
pesar de los riesgos
conocidos, el problema no lleva camino de solucionarse. Recientemente, se han
fabricado más de 4 millones de productos químicos sintéticos nuevos en un
periodo de quince años, y se crean de 500 a 1.000 productos nuevos más al año.
Radiación
Aunque las pruebas nucleares
atmosféricas han sido prohibidas por la mayoría de los países, lo que ha
supuesto la eliminación de una importante fuente de lluvia radiactiva, la
radiación nuclear sigue siendo un problema medioambiental. Las centrales
siempre liberan pequeñas cantidades de residuos nucleares en el agua y la
atmósfera, pero el principal peligro es la posibilidad de que se produzcan accidentes
nucleares, que liberan enormes cantidades de radiación al medio ambiente, como
ocurrió en Chernóbil, Ucrania, en 1986. Un problema más grave al que se
enfrenta la industria
nuclear es el almacenamiento
de los residuos nucleares, que conservan su carácter
tóxico de 700 a 1 millón de años. La seguridad
de un almacenamiento durante periodos geológicos de tiempo es, al menos,
problemática; entre tanto, los residuos radiactivos se acumulan, amenazando la
integridad del medio ambiente.
Un número cada vez mayor
de seres humanos empieza a cercar las tierras vírgenes que quedan, incluso en
áreas consideradas más o menos a salvo de la explotación. La insaciable demanda
de energía ha impuesto
la necesidad de explotar el gas
y el petróleo
de las regiones árticas, poniendo en peligro el delicado equilibrio
ecológico de los ecosistemas
de tundra y su vida silvestre. La pluvisilva y los bosques tropicales, sobre
todo en el Sureste asiático y en la Amazonia, están siendo destruidos a un
ritmo alarmante para obtener madera, despejar suelo para pastos y cultivos,
para plantaciones de pinos y para asentamientos humanos. En la década de 1980
se llegó a estimar que las masas forestales estaban siendo destruidas a un
ritmo de 20 ha por minuto. Otra estimación daba una tasa de destrucción de
más de 200.000 km2 al año. En 1993, los datos
obtenidos vía satélite permitieron determinar un ritmo de destrucción de casi
15.000 km2 al año, sólo en la cuenca amazónica. Esta deforestación
tropical podría llevar a la extinción de hasta 750.000 especies, lo que
representaría la pérdida de toda una multiplicidad de productos: alimentos,
fibras, fármacos, tintes, gomas y resinas. Además, la expansión de las tierras
de cultivo y de pastoreo para ganado doméstico en África, así como el comercio
ilegal de especies amenazadas y productos animales podría representar el fin de
los grandes mamíferos
africanos.
Erosión del suelo
La erosión del suelo se
está acelerando en todos los continentes y está degradando unos 2.000 millones
de hectáreas de tierra de cultivo y de pastoreo, lo que representa una seria
amenaza para el abastecimiento global de víveres. Cada año la erosión de los
suelos y otras formas de degradación de las tierras provocan una pérdida de
entre 5 y 7 millones de hectáreas de tierras cultivables. En el Tercer Mundo,
la creciente necesidad de alimentos y leña han tenido como resultado la
deforestación y cultivo de laderas con mucha pendiente, lo que ha producido una
severa erosión de las mismas. Para complicar aún más el problema, hay que tener
en cuenta la pérdida de tierras de cultivo de primera calidad debido a la
industria, los pantanos, la expansión de las ciudades y las carreteras. La
erosión del suelo y la pérdida de las tierras de cultivo y los bosques reduce
además la capacidad de conservación de la humedad de los suelos y añade
sedimentos a las corrientes de agua, los lagos y los embalses.
Demanda de agua y aire
Los problemas de erosión
descritos más arriba están agravando el creciente problema mundial del
abastecimiento de agua. La mayoría de los problemas en este campo se dan en las
regiones semiáridas y costeras del mundo. Las poblaciones humanas en expansión
requieren sistemas
de irrigación y agua para la industria; esto está agotando hasta tal punto los
acuíferos subterráneos
que empieza a penetrar en ellos agua salada a lo largo de las áreas costeras en
Estados Unidos, Israel,
Siria, los estados árabes del golfo Pérsico y algunas áreas de los países que
bordean el mar Mediterráneo (España,
Italia
y Grecia
principalmente). Algunas de las mayores ciudades del mundo están agotando sus
suministros de agua y en metrópolis como Nueva Delhi o México
D.F. se está bombeando agua de lugares cada vez más alejados. En áreas tierra
adentro, las rocas porosas y los sedimentos se compactan al perder el agua,
ocasionando problemas por el progresivo hundimiento de la superficie; este
fenómeno es ya un grave problema en Texas, Florida y California.
En junio de 1992, la Conferencia
sobre Medio Ambiente y Desarrollo de las Naciones
Unidas, también conocida como la Cumbre de la Tierra, se reunió
durante 12 días en las cercanías de Río de Janeiro, Brasil.
Esta cumbre desarrolló y legitimó una agenda de medidas relacionadas con el
cambio medioambiental, económico y político. El propósito de la conferencia fue
determinar qué reformas medioambientales era necesario emprender a largo plazo,
e iniciar procesos
para su implantación y supervisión
internacionales. Se celebraron convenciones para discutir y aprobar documentos
sobre medio ambiente. Los principales temas abordados en estas convenciones
incluían el cambio climático, la biodiversidad,
la protección forestal, la Agenda 21 (un proyecto
de desarrollo medioambiental de 900 páginas) y la Declaración de Río (un
documento de seis páginas que demandaba la integración
de medio ambiente y desarrollo económico). La Cumbre de la Tierra fue un
acontecimiento histórico de gran significado. No sólo hizo del medio ambiente
una prioridad a escala
mundial, sino que a ella asistieron delegados de 178 países, lo que la
convirtió en la mayor conferencia celebrada hasta ese momento.
Las perspectivas de futuro,
en lo que al medio ambiente se refiere son poco claras. A pesar de los cambios
económicos y políticos, el interés
y la preocupación por el medio ambiente aún es importante. La calidad del aire
ha mejorado, pero están pendientes de solución y requieren una acción
coordinada los problemas de la lluvia ácida,
los clorofluorocarbonos, la pérdida de ozono y la enorme contaminación
atmosférica del este de Europa. Mientras no disminuya la lluvia ácida, la
pérdida de vida continuará en los lagos y corrientes del norte, y puede verse
afectado el crecimiento de los bosques. La contaminación
del agua seguirá siendo un problema mientras el crecimiento
demográfico continúe incrementando la presión
sobre el medio ambiente. La infiltración de residuos tóxicos en los acuíferos
subterráneos y la intrusión de agua salada en los acuíferos costeros de agua
dulce no se ha interrumpido.
El agotamiento de los
acuíferos en muchas partes del mundo y la creciente demanda de agua producirá conflictos
entre el uso agrícola, industrial y doméstico de ésta. La escasez impondrá
restricciones en el uso del agua y aumentará el coste de su consumo.
El agua podría convertirse en la crisis
energética de comienzos del siglo XXI. La contaminación de las aguas dulces y
costeras, junto con la sobreexplotación, ha mermado hasta tal punto los
recursos de los caladeros piscícolas que sería necesario suspender la pesca
durante un periodo de cinco a diez años para que las especies se recuperaran.
Si no se desarrollan esfuerzos coordinados para salvar hábitats y reducir el
furtivismo y el tráfico internacional ilegal de especies salvajes, muchas de
ellas se extinguirán. A pesar de nuestros conocimientos sobre cómo reducir la
erosión del suelo, éste continúa siendo un problema de alcance mundial. Esto se
debe, en gran medida a que muchos agrónomos y urbanistas muestran un escaso
interés por controlarla. Por último, la destrucción de tierras vírgenes, tanto
en las regiones templadas como en las tropicales, puede producir una extinción
masiva de formas de vida vegetales y animales.
Conclusión
El Medio Ambiente es la obra más grande de
Nuestro Señor, es por eso que debemos cuidarla y
conservarla para bien de nosotros mismos y de todos los seres
vivos que habitan nuestro planeta. Causas como la
destrucción de la capa de ozono, la contaminación del agua, el dióxido
de carbono, acidificación, erosión del suelo,
hidrocarburos clorados y otras causas de contaminación
como el derramamiento de petróleo están destruyendo
nuestro planeta, pero la "causa que produce las demás
causas" somos nosotros mismos
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